jueves, 2 de febrero de 2012

Señora del agua

 Este poema está dedicado a Yemanjá, la diosa de las aguas, de todos los mares, de nuestros mares internos, nuestra agua



Iemanjá camina sobre las aguas
abre grandes surcos en las olas
fecundar es su tarea
ser océana

La ofrenda se multiplica
a la orilla de su falda

Kuychik: Lectura en Rocinante

Kuychik: Lectura en Rocinante

Lectura en Rocinante

Atardecer tranquilo. Fernando bebe una cerveza, fuma un cigarrillo. El chico de la librería mueve estantes, acomoda sillas, prepara el ambiente para la lectura. Yo me despojo de mi blusón y me quedo en camiseta sin mangas que deja ver la valdivia tatuada en mi brazo derecho.

Fernando se coloca un antifaz y sigue con su sombrero puesto. Lee su texto de presentación. El público escucha asombrado. Fernando termina. Buen texto, buena combinación de su creación y mis versos. Yo me he colocado otro antifaz y salgo de entre las estanterías, leyendo en voz alta el primer poema de la tarde que para ese momento ya es noche. Me muevo lentamente por el espacio. Segundo poema. Tercer poema. Los guantes negros y el antifaz me envuelven en un halo de invisibilidad y leo con soltura y gesticulo y me muevo, como si estuviera sola. El antifaz en realidad ha vuelto invisible al público.

Termina la lectura, reparto antifaces entre los asistentes y les doy un libro para que lean algunos poemas.
Todo está a pedir de boca. El público ama la poesía, aplaude la poesía, felicita la poesía, mi poesía.

Regreso sola, en un bus que recorre callejas inusitadas. Vuelo. Me siento liviana, libre. La gente se ha quedado con mis fantasmas, con mis pecados y mis disidencias.

Preparo una sopa. Acaricio al  gato y a la Momo.

Afuera es la fiesta. Luces de bengala, colores. La virgen de la Candelaria celebra mi poesía.