Un día en la ciudad fantasma
Vomito
las entrañas en un soplo de humo
ofuscada
respiración
lluvia en
mis zapatos
quiero
ofrecerle mi sombra a satanás
y
conjurar la caricia del espectro
las
esquinas de mis ojos
mi voz de
cantante vieja
Los
edificios de niebla
derrumban
mi apetito y mi lujuria
me
vuelven espejismo
asfalto
una monja
me besa, traidora,
y anuncia
mi muerte en el penthouse
Quedan
muchas páginas en blanco
la huida
de una chica con sombrero negro
veredas
que apestan
entre
basuco y vals llorón
¿qué hago
en esta ciudad imaginaria?
Estoy
fuera, estoy desnuda
los
muertos duermen a dos metros bajo tierra
de lejos
me llega la inclemencia
la
cicatriz del monumento enmohecido
el vacío
de la historia
El trébol
de cuatro hojas no existe
abandono
el cómodo sillón y corro
huyo de
mi sombra
de mi
viejo discurso
nadie me
salvará de la ciudad
¿Dónde
está el paraíso?
busco
navajas, serpientes, vino
abrazos
que detengan mis temblores
avenidas
que griten de placer
para que
la ciudad despierte