miércoles, 7 de diciembre de 2011

Acúsome padre que he pecado

¿Cómo entender el vertiginoso descenso a los infiernos?
¿Cómo curar el llanto de todas las vírgenes?
Entre calvario y cadenas, el crujir de dientes me atenaza.

Envuelta en la polvareda de los siglos
no hay rezo que no haya rezado para librarme de mis alas negras
para matar el arquetipo que se reproduce en mi matriz.
No hay agua bendita ni plegaria
para desterrar a la doliente virgen.

Tiemblan mis manos de turbio esqueleto
me pierdo buscando al ángel y su espada.

¿Cómo quitarme este manto de odio plañidero?
¿Cómo abrazar a este ser de dos cabezas?

Esta tarde me habita un cielo lleno de rocas
ni la lluvia puede lavar las manchas de mi cuerpo.

Acúsome padre que he pecado.

(Del libro "Confesiones apocalípticas")

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